lunes, 18 de abril de 2016

Libro blanco emprendimiento

Hace unos meses tuve el honor de participar en el I Foro Internacional de Emprendimiento de Andalucía Emprende. Uno de los resultados de dicho foro ha sido la edición del Libro Blanco del Emprendimiento cuyas principales conclusiones paso a comentar. Estas conclusiones se agrupan por temáticas y desde aquí vamos a tratar de sintetizar.

Los principales errores de nuestro sistema son:


  • Sistema educativo que no favorece la iniciativa empresarial ni la implantación de la cultura emprendedora debido a la falta de un plan estratégico estructurado, la escasa formación del profesorado para el desarrollo de habilidades emprendedoras y, además, alejada de la realidad y la falta de reconocimiento social del emprendimiento (penalización del fracaso).
  • Descoordinación de los organismos competentes y falta de colaboración público-privada en la materia.
  • Financiación insuficiente e inadecuada, muy conservadora.
  • Falta de estímulos a la investigación y, por tanto, a la innovación.
  • Barreras al emprendimiento tanto legales (impuestos, cotizaciones, licencias...) como burocráticas (papeleo, plazos largos, desconfianza...)

Para solucionar estos problemas hay que empezar por las escuelas. El sistema educativo, desde edades bien tempranas, ha de fomentar la cultura emprendedora y empresarial. Pero sin un profesorado adecuadamente formado y que utilice metodologías activas será imposible fomentar el espíritu emprendedor en los alumnos. Por eso son necesarias herramientas que permitan generar entornos reales de aprendizaje (contacto con emprendedores) y la creación de un plan estratégico consensuado de fomento de la cultura emprendedora de largo recorrido que, a su vez, potencie la creación de redes ente centros educativos para compartir buenas prácticas sin olvidarnos de la colaboración e implicación de los agentes intervinientes: dirección de los centros, familias y la inspección académica.

Es primordial facilitar la conexión Universidad-empresa que, por un lado, potencie la transferencia de tecnología y conocimiento y, por el otro lado, estimule la investigación y, por tanto, la innovación.

Pero por muy buenas ideas que tengamos y mucho espíritu emprendedor que fomentemos, la realidad choca contra el muro de la financiación. Muchos expertos abogaban por la implementación de políticas de ayudas al emprendimiento. 

Yo, personalmente, prefiero que se eliminen las trabas burocráticas a la creación y consolidación de empresas de manera que se facilite su rápida creación y que no se penalice se desarrollo y expansión internacional ya que la actual regulación española es una auténtica barrera al emprendimiento. Creo, sinceramente, que esa es la dirección de la mejor política de ayuda a los emprendedores. Y si, además, se lleva a cabo una profunda reforma fiscal que reduzca considerablemente los impuestos y cotizaciones sociales que han de pagar los emprenedores en sus primeros años de funcionamiento, seguro que nos irá a todos un poco mejor.

Sólo mediante la colaboración público-privada basada en la confianza mutua y el intercambio de información que permita la coordinación de actuaciones entre los distintos agentes y organismos relacionados con este mundo conseguiremos el gran objetivo de crear un ecosistema emprendedor. 

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